Marcos Nicolás Mierez cuenta con una defensora oficial y no quiso declarar en la causa privación ilegítima de la libertad.
El 11 de mayo de 2025 fue el final de más de un año y medio de padecimientos y carencias para Aliaksandra Makayenka, de 24 años, y su beba, a la que tuvo con Mierez.

El caso tomó estado público luego de haberse puesto en resguardo a la víctima y su hija, junto con la cual, mediante un permiso de viaje al exterior que Mierez había firmado meses atrás por la muerte del padre de la europea, pudo regresar en las últimas horas a Bielorrusia, donde estaba todo preparado para darle la bienvenida a una sobreviviente de la violencia de género.
El hecho se descubrió por el compromiso de una vecina, quien no dudó en reportarlo a las autoridades y el caso recayó en la Fiscalía en temática de Género 4 a cargo de Jorge Cáceres Olivera, el mismo que llevó adelante la entramada investigación por el femicidio de Cecilia Strzyzowski.
El 13 de mayo -es decir, dos días después de su detención- Mierez, con la representación de la defensora oficial Celeste Ojeda, se abstuvo de declarar. El joven no tiene antecedentes penales, tampoco identificaciones en procedimientos.
El imputado de privar la libertad a su pareja está alojado en la comisaría Tercera y se enteró del éxodo de su pareja y la hija de ambos cuando ya las dos habían dejado suelo chaqueño.
Los hechos que investiga Cáceres Olivera, aunque esta semana lo subroga la fiscal 11 María Noel Benítez, sucedieron en calle Sierra de Córdoba al 500 aproximadamente, en el barrio Juan de Garay, en Resistencia.

Mierez podría afrontar una pena de dos a seis años, y la semana que viene se cumplen los diez días hábiles que tiene el Ministerio Público Fiscal para dictar la prisión preventiva o ponerlo en libertad, la que podría recuperar con una caución juratoria (bajo palabra) o caución real (fianza). Eso lo resolverá el fiscal Cáceres Olivera.
Aliaksandra Makayenka, antes de partir a Europa, dio una entrevista a NORTE y detalló que a Mierez lo conoció en una empresa en Polonia, donde ella era jefa y él cumplía la función de empleado. A partir del vínculo, él le ofreció venir a Argentina.
El viaje fue gestionado por el padre del agresor, quien compró los pasajes. Una vez en territorio argentino, se trasladaron desde Buenos Aires a la capital chaqueña. Según la joven, a los pocos días comenzaron las situaciones de maltrato y las agresiones se intensificaron.